Por Emilio J. Lafferranderie
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En los buenos libros de poemas, hay versos y hay series. Los primeros funcionan como un campo preparatorio, proveen un marco de entendimiento que permite hacer de la página un área regular capaz de ser leída. Los versos estructuran y siempre se dirigen al lector. Los segundos, las series, no son puntos de convergencia ni aspiran por sí mismos a generar oposiciones de sentido. No buscan la recepción ni la mirada ni establecer un lazo social. Las series no tienen razón de ser. Son intervalos de palabras: simples desprendimientos que no producen oraciones ni enunciados. ¿Cómo se vinculan los versos y las series para crear el poema? el último libro de Magdalena Chocano, “objetos de distracción” (Lima, Ediciones Insólitas, 2016), examina esta pregunta con detenimiento.
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Uno de los problemas que asume la escritura de Chocano consiste en cómo trazar un límite a la abstracción poética, es decir, cómo trabajar las palabras evitando que ellas se conviertan en un campo de dispersión absoluta. No es un tema de establecer una “moral del lenguaje” sino de saber que la curva de dispersión exige un contorno para hacerse legible. Es una cuestión de grados pero también de administrar la amplitud sonora y semántica de las palabras. Efectuar esa tarea con el mínimo de intermediaciones (y así mantener el flujo poético) implica en la escritura de Chocano el desarrollo de un complejo mecanismo que se asemeja a un movimiento de compensaciones: ahí donde el lenguaje se despega, hay que volver a captarlo, brindarle una sombra de materialidad, una voz, un lugar. Ese movimiento de retracción que va de lo abstracto a lo real, produce acentuaciones imprevistas en el poema que revelan el estilo mediante el cual Chocano ha ido marcando una distancia – irrecuperable en sus mejores momentos – con buena parte de los usos poéticos recientes. Sin duda, es a partir de ese alejamiento de la matriz del lenguaje, la vía por la cual una/un poeta se posiciona en una tradición literaria: hay una distancia-Chocano que asoma ante los lectores como una línea perdurable y diferenciada. Y puede ser definida como un movimiento que integra lo abstracto y lo envuelve en lo real, y que elabora versos que pueden reevaluar con destreza, por ejemplo, cualquier tópico de la literatura sin acudir a réplicas ni tramas visitadas: “La noción de rosa/envolvente/(como es)/dramática/(como es)/ se zafa/de los elementos más livianos/su red de rayos sin luz/se dispone/en un gran campo/veloz/simultánea vacila”.
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En el libro “objetos de distracción” no solo hay versos sino series. Chocano las ubica y las intercala (las incrusta, a veces con crudeza) entre los “versos”. Se las pueden encontrar distribuidas en la mayoría de los poemas: indiferentes al contexto temático de la página (“predestinado en el mismísimo big bang/el respirar en este balneario habitado de maullidos”), ajenas a la tabla de proporción del sentido, resistentes a integrarse al oído, y aisladas, siempre aisladas. Son las filtraciones vitales en el poema: el punto por donde el lenguaje produce una “depuración concienzuda de los mejores/trazos”. La idea de definir a las “series” como “depuradoras” de los versos y su corrección gramatical, es uno de los puntos altos de esta poética. A pesar de ser necesarios para el poema, no basta con los versos: “hay otras posibilidades/pero no son tan lógicas/se ha de actuar con cautela/pero a gran velocidad/inhibirse/declinar/diferir/también evitar/cueste lo que cueste/el gran laboratorio”. Si los versos necesariamente estabilizan utilizando el “gran laboratorio” del lenguaje (“kioscos pantallas repletos/de decires eficaces”), las series instalan a “gran velocidad” una línea de fuga (“Gris sobre gris abocándose al cielo/nubes cirros fluctuaciones/islas en el teatro del verano/hasta que la noche eléctrica/ emprenda un viaje solo, secreto, alterno”).
La exigencia mayor es crear un cauce en la página donde la relación, necesariamente asimétrica, entre “versos” y “series” pueda subsistir. La poeta lo plantea en los términos siguientes: “¿cómo colocar estas palabras en un disparadero?//no es una interrogante solo un procedimiento//para lograr una tregua/entre un rearme y otro”. No se trata entonces de hacer que los versos y las series se complementen. No sería justo para el poema plantearlo como una unidad. La escritura de Chocano es inflexible en este aspecto. El “procedimiento” compone series y versos manteniendo el principio de la asimetría. El criterio línea por línea no puede ser visible: solo se leen sus efectos, el poema.