Sobre “Dibujos mentales de Rafael Hastings” de Rodrigo Vera

Por Mateo Díaz*

Se me ocurren dos entradas al libro que tenemos a la mano, Dibujos mentales de Rafael Hastings (2018) de Rodrigo Vera. La primera es leerlo en la tradición de los textos que plantean una conversación entre imagen y palabra. En este caso, el poema es un comentario, una descripción, una elaboración o una síntesis de las imágenes que lo anteceden. Estas pueden ser obras de arte occidental (cf. Cantos de Francisco Bendezú), fotografías (cf. Corola parva de Javier Sologuren, Five Rolls of Plus-X / 5 rollos de plus X, an urban vision of Peru de Fernando Castro) o meras impresiones sobre la página (cf. Papel de J. E. Eielson). El problema de optar aquí por esta perspectiva es la naturaleza “mental” de los dibujos, atribuidos a un conocido artista plástico peruano. Existan o no en tanto materialidad, los dibujos mentales son invisibles al lector/espectador. Las páginas pares aparecen vacías, tan solo marcadas por la numeración, mientras el texto flota en las impares como mínimas galaxias verbales.

La otra entrada tiene que ver con la relación que se establece entre el título y los brevísimos poemas. Los primeros, que están impresos en mayor número de fuente, negritas y versalitas, pueden leerse como disparadores que favorecen una respuesta. La relación entre título y poema obedece en algunos casos a una lógica asociativa basada en la semejanza

pero en otros parecen apoyarse en vínculos más libres que remiten a tradiciones tan disímiles como el surrealismo (pienso en el ‘Juego surrealista del si’ de César Moro) o el budismo (el koan). En algunos casos el resultado toma la forma del aforismo

o la paradoja

en otros se asemeja al haiku

muchas veces el remate interrogativo propicia la duda en el lector

Si hay algún aire de familia de Dibujos mentales de Rafael Hastings, ya sea por la brevedad o cierto sentido del humor, lo encuentro en los poemas tardíos de E. A. Westphalen.

Como es evidente estas entradas no agotan la lectura del poemario de Rodrigo, tan solo proponen trazar algunas líneas tentativas que lo sitúan en la cartografía mayor de nuestra tradición. Sin embargo, quizás hacer lo contrario sea lo más provechoso: no pensar en las puertas que nos permiten ingresar a los poemas, sino tomar el libro como una puerta para acercarnos a algunos de los temas que nos interesan. Pues la tensión entre materialidad y desmaterialización de la palabra, la relación entre palabra e imagen, o cierta incertidumbre epistemológica que es condición del asombro, emparentan al poemario con muchos de los textos de Pesapalabra y son en buena cuenta algunas de las inquietudes que nos tienen acá reunidos.

*Comentario compartido en la presentación de PESAPALABRA #02